Todavía recuerdo las palabras con las que inicié este blog, donde contaba que la duda existencial sobre mi salida laboral estaba en su inmodificable curso: pensar en el bienestar de mis imaginarios primogénitos requería plantearse mas de una pregunta sobre qué trabajo tomar. O simplemente pensar en el bienestar de quien escribe, salvando las responsabilidades que conlleva una y otra opción.
Y aca estamos de vuelta. Luego de 20 días de receso. Un receso en donde, en materia de conflictos universitarios, pasó de todo. Si. En ese camino hacia la luz indefinida, me topé con el cierre temporario de mi facultad. La Facultad de Sociales, previa asamblea estudiantil, fue tomada como motivo de protesta ante las condiciones edilicias deplorables que vivimos y la ejecución desigual del presupuesto educativo en la Universidad de Buenos Aires (porque, seamos buenos, los estudiantes de Derecho y/o de Ciencias Económicas no comparten las mismas necesidades que Medicina, Sociales, Filosofía, Arquitectura, Psicología, etc). Durante las asambleas que renovaban la fuerte decisión estudiantil, las voces fueron múltiples. Sin embargo, el procedimiento siempre fue el mismo.
Durante los primeros años de la educación, Darwin nos enseñó que en la naturaleza sobrevive el mas apto, procurando fuerza y astucia sobre los demas ejemplos de la especie. También durante los primeros años de la universidad, mas aún quienes cursamos materias humanísticas, sabemos quienes son los leones y quienes las hormigas. En estos días de asamblea, las voces, decíamos, fueron múltiples. Sin embargo, nunca se escucharon. Entendiste bien: la decisión "unívoca" de tomar la facultad no representaba la mayoría del estudiantado (antimacri: abstenete, porque la causa sí es compartida por todos. Dudo, si, de la forma. Quien me conoce sabe lo que pienso de Macri, no te gastes.) Que sucedió cuando solía haber una voz entre la multitud que pedía levantar la toma para seguir estudiando? Los mismos del megáfono te decían: entonces? que propones? En fin, todo convergía en tomar una y otra vez la facultad. Ante semejante omnipotencia, los estudiantes neutros nos quedamos bailando en la mitad del samba.
No quiero que se malinterprete lo que digo, por eso insisto: mi facultad necesita cambios urgentes en materia edilicia y presupuestaria. Pero en este caso, el fin no logró justificar los medios.
Hoy, 24 de Septiembre, la facultad reabrió sus aulas para el dictado de clases con la iniciativa de elegir delegados por curso para el tratamiento del tema en asambleas. Se intentó, pero las voces siguieron divididas.
El fin no justifica los medios: bien sabido esta; el aceite no se mezcla con el agua.
¿Que nos pasa Sociales? ¿Por que nos ven así los "otros"? Saludos a Feinmann, ese sí que es un ejemplo para saber qué NO enseñarle a mis hijos. Ah, si. Esos que van a llegar con algun trabajo, que de mientras, sigo buscando.
Hasta dentro de 15 días.
